21.6.16

En blanco.


        El blanco se alarga un día más y me hace dudar, ya no sé si podré abrir esa puerta de nuevo. Confío en que la madera vuelva a su ser y se abra sola, que de tanta holgura ya no vuelva a cerrarse, aunque siempre lo hace y siempre vuelvo a dudar si será la última.
      Tengo la sensación de estar perdiendo una parte importante de energía en algo que no tiene sentido, que me disgusta y además me roba tiempo. Debería resignarme a esta vida de tiempos robados y tardes de mierda con el pensamiento en el blanco. Mejor en el blanco que en cualquier otra parte donde esté el resto de mí. Pero no quiero o no puedo evitarlo, pensar que es pasajero de un cercanías llegando a destino, que ya falta poco, ya casi está. De ésta va la buena, y si no, lo será igualmente porque lo digo yo.
        Cuando sea valiente y ya no tenga miedo de casi nada podré alejarme, nadie podrá gritarme y si lo hacen no me importará. Me despertaré todas las mañanas oliendo mar y café en la habitación de al lado. De pronto el blanco no será un problema sino una parte necesaria del proceso que se revierte una y otra vez, y lo sentiré sin miedo. De nuevo sin miedo, como si fuera niña. Ya no necesitaré que me entiendan, que me valoren, ni que me respeten. Lo importante está en el blanco y ahí quiero estar, sin desvíos.

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