25.4.16

Mi momento favorito.

     




       Me gusta sentarme justo en el borde y quedarme allí casi sobre la nada, observando mil mundos flotar en la cortina de sol que entra por la ventana. Así, respirando despacito, puedo pensar el sinsentido que dibujo al otro lado de mis pestañas, sin que nadie interrumpa mi momento favorito.
     Aquí dentro, nadie me sujeta por el cuello obligándome a redireccionar. Aquí yo elijo la cadencia sin que puedas hacer nada. O sí, no lo sé. Lo que si es cierto, es que en esos momentos me siento acosada por seres que me cuentan su historia desordenada; dudo si todos ellos soy yo, y de ahí la obligación de darles huesos y entrañas, de aceptar indicaciones. Me da miedo morir si dejo perderse a alguno de esos hijos de puta sin haber contado sus mentiras.
     Me pregunto si no habrá, más cerca que lejos, otro pobre desgraciado perseguido por una historia que sea todas las mías, sin otra opción que perder su tiempo y su salud en descripciones que me den un instante más de vida.
     Si estás ahí, hay algo que haces mal. Mejor deja de escribir.


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